En un mundo cada vez más incierto, unas auditorías eficaces y fiables, potenciadas por la inteligencia artificial (IA), pueden ser la base sobre la que prosperen las sociedades.
Sin embargo, informes como el Audit Quality Inspection and Supervision by the FRC, publicado en diciembre de 2024, mencionan que las empresas de nivel 2 y 3 "[...] se están quedando cortas a la hora de ofrecer niveles coherentes de calidad de auditoría", lo que pone de relieve una discrepancia entre lo que las empresas de auditoría describen e informan como calidad, y lo que los reguladores perciben como calidad.
El valor de la verdad
Tras algunos escándalos de gran repercusión, como los de Wirecard y Patisserie Valerie, el papel del auditor en la verificación de los estados financieros es ahora más claro y pertinente que nunca.
En un mundo de incertidumbre, al menos los mercados financieros pueden ofrecer algo de positivismo. El S&P 500, el Nasdaq Composite y el Dow Jones Industrial Average subieron a niveles casi récord en 2024, con los inversores animados por factores como la revolución de la inteligencia artificial, el entusiasmo por los desdoblamientos de acciones en empresas líderes y unos beneficios corporativos en EE.UU. mayores de lo esperado. Pero la larga marcha hacia el restablecimiento de la fe en los mercados financieros, destrozada por la crisis financiera de 2007-08, parece que se verá socavada por los crecientes retos que plantea la verificación de los estados financieros.
En diciembre de 2024 se supo que el número de empresas estadounidenses obligadas a retirar sus estados financieros por errores contables se ha disparado hasta alcanzar su nivel más alto en nueve años. En los 10 primeros meses de este año, 140 empresas públicas comunicaron a los inversores que los estados financieros anteriores no eran fiables y tuvieron que volver a publicarlos con cifras corregidas, según datos de Ideagen Audit Analytics.
La reedición de estados financieros abarca los errores contables más graves, en función de la magnitud del error o porque un asunto preocupa especialmente a los inversores. Los errores de este tipo aumentaron de 122 en el mismo periodo del año pasado y más del doble que hace cuatro años. ¿Cómo se puede solucionar este problema?
El reto tecnológico
La profesión de auditor está experimentando rápidos avances en la tecnología de auditoría y desarrollos aparentemente vertiginosos en relación con la IA.
La inteligencia artificial puede ser un arma de doble filo: los sistemas de IA pueden ser parciales, requieren grandes cantidades de datos para funcionar (lo que puede ser un riesgo para la seguridad de los datos) y sus resultados pueden carecer de transparencia. En última instancia, la IA no puede emitir juicios subjetivos, por lo que puede haber errores u omisiones que requieran una inspección humana; esta es la razón por la que los auditores se mantienen firmemente en su posición de verificadores de hechos y buscadores de la verdad.
Dejando a un lado estos retos, la IA puede ser una herramienta valiosa en auditoría, ya que ayuda a identificar anomalías y amenazas potenciales. La IA puede analizar grandes cantidades de datos, identificar patrones y generar imágenes para ayudar a los profesionales a comprender mejor la salud financiera de los clientes, lo que podría haber evitado algunas catástrofes empresariales recientes. Aunque todavía está en pañales, esta es en general la dirección que algunas voces del sector anticipan que tomará la IA.
Antes de llegar ahí, uno de los principales retos de la IA es que necesita una gran cantidad de datos para funcionar correctamente. El resultado de un sistema de IA solo es tan bueno como la calidad de los datos de entrada: los datos verificados y obtenidos de forma independiente son fundamentales para que estos procesos cumplan las normas, sean fiables y supongan un verdadero valor añadido para el auditor y sus clientes.
Una encuesta realizada por KPMG en mayo, en la que participaron 1800 empresas de los 10 principales mercados, reveló que casi tres cuartas partes (72%) de las organizaciones ya están adoptando la IA en sus procesos de información financiera, y que esta cifra está a punto de alcanzar el 99% en 2027. Y lo que es más importante, más de tres cuartas partes (82 %) de los encuestados creen que sus auditores van por delante o a la par que ellos en la adopción de la IA para el análisis financiero.
Además, una mayoría significativa (77 %) considera que la IA, la automatización y el análisis de datos son de moderada a muy importantes para sus auditores externos. La seguridad de los datos, la privacidad y las cuestiones éticas son las principales prioridades, ya que el 56 % de los encuestados las citan como los mayores obstáculos para una implantación satisfactoria de la IA.
En el campo de la auditoría empresarial, en rápida evolución, la adopción de herramientas de vanguardia basadas en tecnologías de IA, como la IA generativa, se considera tanto una oportunidad potencial como un reto que hay que superar.
Esto es quizá más evidente en la disparidad de las tasas de adopción entre los profesionales de los países encuestados. Las empresas de Norteamérica están a la cabeza en la integración de estas tecnologías, frente a sus homólogas de Europa y Asia, donde el ritmo de adopción es más lento, debido potencialmente a los entornos normativos o a los niveles de inversión en tecnología.
El toque humano (auditor)
A pesar de las diferencias en las tasas de adopción, la llegada de la IA es innegable. La encuesta sobre innovación en auditoría realizada en octubre por BDO detalla que las empresas esperan cada vez más que las firmas de auditoría utilicen tecnologías avanzadas como la IA para mejorar el proceso de auditoría.
Pero también hacía referencia a la importancia concedida al valor insustituible de la experiencia humana sobre el terreno, vital para mantener la confianza en el proceso de auditoría. Más del 60% de los directivos creen que el uso de herramientas avanzadas por parte de los auditores aumenta en cierta medida o significativamente la confianza entre las principales partes interesadas, y el 84% prevé una mejora de la calidad de la auditoría con una mayor integración de la tecnología.
Demetrios Frangiskatos, director nacional de operaciones de aseguramiento de BDO, declaró en el informe: "Lo que hemos aprendido subraya la demanda de auditores que puedan aprovechar hábilmente estas herramientas para mantener y mejorar la calidad de la auditoría. Al comprender estas necesidades y expectativas, podemos ayudar a garantizar que la calidad de la auditoría y la confianza sigan estando a la vanguardia a medida que evoluciona la profesión."
El uso de herramientas de IA eficaces, combinado con la supervisión humana y los datos adecuados en el núcleo, puede ofrecer los mejores resultados a la hora de medir el rendimiento de las empresas. Unas auditorías empresariales sólidas son fundamentales para unos mercados financieros prósperos que, a su vez, garanticen una gestión eficaz de las economías. Esto es vital para que las sociedades prosperen y puedan ver más allá de la desinformación y la confusión.
La IA puede ser un gran avance para los auditores. Sólo necesita una mano humana firme en el timón.