Dudley Gould analiza cómo las reformas propuestas por el Gobierno reproducirán las condiciones que condujeron al auge de los challenger banks y ofrecerán una oportunidad para que una firma de auditoría más pequeña y experta en tecnología desafíe a las Big Four.
A principios de este mes, el Ministerio de Empresa, Energía y Estrategia Industrial (BEIS) publicó su libro blanco para la reforma de la auditoría en el Reino Unido, que ha recibido una tibia respuesta por parte de los profesionales.
Restaurar la confianza en la auditoría y el gobierno corporativo aborda las conclusiones de las tres revisiones independientes de Sir John Kingman, Sir Donald Brydon y la Autoridad de Competencia y Mercados (CMA).
El Gobierno "está de acuerdo con las conclusiones de las tres revisiones" y "se propone introducir cambios decisivos", incluidas nuevas medidas relativas a los consejeros, los auditores y el organismo regulador de la auditoría.
La historia se repite. La propuesta del Gobierno impone al mercado de la auditoría las mismas condiciones de mercado que llevaron al auge de los bancos "aspirantes", lo que podría provocar el auge de las sociedades de auditoría "aspirantes".
La desconfianza provoca un cambio radical
En el complejo entorno virtual actual, con expectativas crecientes de las partes interesadas, la confianza en las empresas y las instituciones es vital.
La confianza en los bancos es esencial para la estabilidad del sistema financiero a fin de reducir el peligro y la intensidad de las retiradas masivas de fondos. Del mismo modo, la confianza en la auditoría es vital para que los inversores puedan confiar en la información financiera. Sin ella, los inversores no pueden asignar eficazmente el capital para impulsar el crecimiento económico. El título del libro blanco del BEIS subraya precisamente esto.
La forma más impactante de hacer una declaración y provocar un cambio radical parece ser dirigirse al regulador.
Cuando la crisis financiera destruyó la confianza en el sector bancario, el Gobierno dividió en 2013 la Autoridad de Servicios Financieros (FSA) en dos organizaciones diferentes: la Autoridad de Regulación Prudencial (PRA) y la Autoridad de Conducta Financiera (FCA).
Los sonados fracasos de las auditorías, las multas récord y el incumplimiento de los objetivos de calidad de las auditorías hacen que el escrutinio y la desconfianza en el sector de la auditoría estén en su punto más alto. No es de extrañar que el Gobierno vuelva a apuntar al regulador proponiendo sustituir el FRC por una nueva Autoridad de Auditoría, Información y Gobernanza(ARGA).
Tras la crisis financiera, los consumidores estaban dispuestos a confiar su dinero a nuevos actores. Ahora estamos asistiendo al mismo cambio en el sector de la auditoría, como demuestra la reciente noticia de que la firma BDO es ahora la que audita el mayor número de empresas británicas que cotizan en bolsa.
Cambios normativos para promover la entrada de nuevos operadores
No es casualidad que los challenger banks aparecieran tras la crisis bancaria. En marzo de 2013, la FCA y la PRA iniciaron una revisión del régimen de autorizaciones para facilitar, abaratar y hacer más transparente la autorización de los futuros bancos.
Se puso a disposición mucha financiación. El Alternative Remedy Package (ARP) acordado en 2017 tiene como objetivo aumentar la competencia en la banca de las PYME y compensar la ayuda estatal que RBS recibió del Gobierno británico en 2009. Esto incluye un Fondo de Capacidad e Innovación de 425 millones de libras, del que Starling Bank recibió 100 millones, ClearBank 60 millones y Atom Bank 10 millones.
El gobierno está permitiendo la entrada de nuevos operadores en el mercado de la auditoría de grandes empresas al proponer un requisito de "auditoría compartida gestionada" para todas las empresas del grupo FTSE 350.
Mientras que se designaría a una sociedad de auditoría para dirigir la auditoría del grupo y asumir la responsabilidad general, se exigiría a las empresas que designaran también a una sociedad de auditoría aspirante para llevar a cabo una proporción significativa de la auditoría de las entidades del grupo.
Esto permite a las empresas aspirantes invertir fuertemente en su capacidad para crecer y competir en el mercado de auditoría del FTSE 350.
Al mismo tiempo, el Gobierno está poniendo las cosas más difíciles a las grandes empresas al proponer medidas de separación operativa entre las prácticas de auditoría y las que no lo son para las empresas que realizan el 15% o más de las auditorías del FTSE 350 en referencia a los honorarios de auditoría.
Las condiciones son propicias para un desplazamiento del poder de las Cuatro Grandes hacia las empresas medianas más innovadoras.
La tecnología iguala el terreno de juego
Los servicios en la nube como AWS y Azure, junto con los microservicios de código abierto, han reducido drásticamente las barreras a la creación de tecnología y han sido clave en el auge de los challenger banks.
No sólo se han reducido los costes de desarrollo de software e infraestructura, sino también las barreras normativas de entrada, ya que los servicios en nube cuentan con todos los servicios y ofrecen ventajas de seguridad.
Esto ha permitido a las empresas medianas innovadoras y ambiciosas crear equipos internos de análisis de datos y, al mismo tiempo, ha visto un aumento de los productos SaaS y de análisis disponibles para el mercado de la auditoría.
El análisis de datos es el mayor impulsor de la calidad de las auditorías. Mientras que antes los auditores tenían que basarse en muestras pequeñas, ahora pueden comprobar poblaciones completas, el 100 % de las transacciones, para extraer conclusiones.
Sin embargo, potencialmente más importantes para nivelar el terreno de juego son las ganancias de eficiencia obtenidas mediante el uso de programas informáticos para realizar un procesamiento muy rápido de grandes volúmenes de datos y reducir o incluso eliminar la necesidad de muestreo.
Esto significa que las empresas más pequeñas, que antes carecían de mano de obra para realizar manualmente las enormes muestras que suelen requerir las auditorías cotizadas, ahora pueden obtener garantías con un equipo mucho más pequeño aprovechando eficazmente el análisis de datos para sus pruebas.
¿Habrá un auge de las empresas aspirantes?
Aunque es evidente que hay muchos más factores en juego que los comentados anteriormente, existen algunos paralelismos muy interesantes entre el auge de los challenger banks y las firmas de auditoría.
A las firmas de auditoría "Challenger" se les ha presentado la oportunidad de aprovechar su amplio conocimiento del sector junto con la tecnología de la que ahora disponen para construir la firma de auditoría del futuro.